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mayo  6, 2024

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El mundo de cambio e innovaciones con derecho internacional

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Copyright 2024 - elDial.com - editorial albrematica - Tucumán 1440 (1050) - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina

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El mundo de cambio e innovaciones con derecho internacional

 

Por Juan Antonio Travieso

 

El mundo se debate dentro de una sociedad en las que el cambio y la innovación representan un progreso, pero al mismo tiempo implica un temor generalizado. Mientras todos los humanos nos sumergimos en los celulares, que iluminan nuestras caras, la vida continúa a nuestro alrededor, se suceden las estaciones florecen los malvones y los jacarandás y vienen las lluvias. Pero es el caso que la vida no es un devenir tan simple como el cambio de estaciones.

 

Cronológicamente algunos ubican ese momento en la caída del Muro de Berlín, en la que se produjo el cambio de milenio como lo sostiene Hobsbawn. Por otra parte, los autores que miran el largo plazo afirman que la globalización se está produciendo desde hace quinientos años. Hay que preguntarse si el renacimiento, no constituyó una suerte de globalización. 

 

Sin embargo, el vértigo es impresionante. Las fotografías amarillean a un ritmo frenético y los hechos que se suceden adquieren un ritmo cinematográfico en Ucrania, Gaza, Irak, Siria, Irán y los drones nos están advirtiendo sobre la gravedad de la situación. Una realidad que supera cualquier ficción.

 

Hay autores que están señalando que desde el festival de los estados en el siglo XIX y XX, estamos viviendo una situación en la que el actor principal es el estado, por su desorden o por la actitud de negación del orden internacional y sus normas. La consecuencia es que podemos entrever un mundo caracterizado por la anarquía y el conflicto internacional.

 

En un libro del exsecretario de Estado de Estados Unidos de América, Henry Kissinger hace unos años, afirmó que “el caos amenaza” el orden mundial “junto a una interdependencia sin precedentes” entre países. El citado autor considera, que el panorama de la globalización se integra con “La propagación de las armas de destrucción masiva, la desintegración de Estados, las consecuencias de la destrucción medioambiental, la persistencia de conductas genocidas y la difusión de las nuevas tecnologías”.

 

Ese es el panorama de la realidad internacional con estados y antiestados, con soberanía acentuada, devaluada y transformada.

 

Así pues, la cuestión de la globalización, regionalización, estatalidad, posestatalidad y antiestalidad junto con esos nuevos esquemas del mundo invita a reflexionar sobre el nuevo escenario en el que el futuro se presenta con un gran interrogante.

 

Así es porque curiosamente, ahora sucede que hay un cambio de los hitos como el del 11-S del 2001 en el ataque a las torres gemelas, con el otro acontecimiento geopolítico: la caída de Lehman Brothers en Wall Street (15-09-08), el gobierno de Donald Trump y los nacionalismos que invaden los estados.

 

Esta es una nueva etapa en la historia del mundo. En ella se desvanece el capital como factor dominante de la acumulación, precedido por el trabajo en el camino de la irrelevancia. Su lugar lo ocupa excluyentemente la tecnología, la investigación e incluso la misma innovación junto con el capital humano y el social.

 

Hay una sensación de un tsunami en la sociedad.  El progreso implosiona   y genera cambios, mientras que el ser humano cada vez requiere más recursos para hacerse cargo de sus deberes y derechos.

 

Veamos una foto de la realidad o mejor dicho un film de ella en la que todos somos actores y actrices de una misma historia.

 

Así es pues, pertenecemos al género humano; y habitamos este planeta en este momento y en un lugar determinado, en relación con nuestros semejantes. Vivimos esa realidad porque el tiempo pasa y se refleja a través de distintas lentes, sean ideológicas, religiosas, o culturales.

 

Pero lo que necesitamos es salir de la foto e incorporarnos a la realidad, no virtual, la de todos los días, a ritmo cinematográfico como lo adelantamos.

 

Así ha sido desde el comienzo de la hominización mientras habitamos un mundo a escala humana. Tal vez el paradigma iconográfico de esto sea el célebre Hombre de Vitruvio, realizado por Leonardo da Vinci a finales del siglo XV. Las proporciones ideales del cuerpo humano son también la escala que aplicamos a la realidad. Hoy podríamos criticarlo y plantear porqué el hombre y no la mujer de Vitruvio, una especia de Gioconda de la perfección.

 

Pero la realidad del presente no es la del Renacimiento ni la Edad Moderna. Recordemos que toda la información que recibía un ser humano en la Edad Media era equivalente al Diario La Nación o Clarín del domingo. Nada más.

 

Hoy, en un mundo globalizado e hiperconectado –dentro de una engañosa forma de comunidad-, esa escala humana esencial está amenazada.

 

La escala humana es vital. Es una unidad de medida que se alimenta de la subjetividad para establecer los lazos sociales, reforzarlos, proyectarlos e imaginar un futuro entre todos, porque supone el reconocimiento del paso del tiempo: distingue pasado de presente, y presente del futuro.

 

Preservar esa unidad social, es fundamental para recuperar la posibilidad de pensar un mundo como el actual, que se pretende como el único posible.

 

Allí, en ese mundo, el derecho internacional es la clave de bóveda, la base, el menhir, el punto de referencia y aquí en esta publicación de elDial está la fórmula para hallar las soluciones.

 

 

Citar: elDial.com - CC5A34

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