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El mundo de cambio e innovaciones con derecho internacional
Citar: elDial.com - CC5A34
Copyright 2024 - elDial.com - editorial albrematica - Tucumán 1440 (1050) - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina
Texto Completo
El
mundo de cambio e innovaciones con derecho
internacional
Por Juan Antonio Travieso
El
mundo se debate dentro de una sociedad en las que el cambio y
la innovación representan un progreso, pero al mismo tiempo implica un
temor
generalizado. Mientras todos los humanos nos sumergimos en los
celulares, que
iluminan nuestras caras, la vida continúa a nuestro alrededor, se
suceden las
estaciones florecen los malvones y los jacarandás y vienen las lluvias.
Pero es
el caso que la vida no es un devenir tan simple como el cambio de
estaciones.
Cronológicamente
algunos ubican ese momento en la caída del Muro de Berlín, en la que se
produjo
el cambio de milenio como lo sostiene Hobsbawn. Por otra parte, los
autores que
miran el largo plazo afirman que la globalización se está produciendo
desde
hace quinientos años. Hay que preguntarse si el renacimiento, no
constituyó una
suerte de globalización.
Sin
embargo, el vértigo es impresionante. Las fotografías amarillean a un
ritmo
frenético y los hechos que se suceden adquieren un ritmo
cinematográfico en
Ucrania, Gaza, Irak, Siria, Irán y los drones nos están advirtiendo
sobre la
gravedad de la situación. Una realidad que supera cualquier ficción.
Hay
autores que están señalando que desde el festival de los estados en el
siglo
XIX y XX, estamos viviendo una situación en la que el actor principal
es el
estado, por su desorden o por la actitud de negación del orden
internacional y
sus normas. La consecuencia es que podemos entrever un mundo
caracterizado por
la anarquía
y el conflicto internacional.
En
un libro del exsecretario de Estado de Estados Unidos de América, Henry
Kissinger hace unos años, afirmó
que
“el caos amenaza” el orden mundial “junto a una interdependencia sin
precedentes” entre países. El citado autor considera, que el panorama
de la
globalización se integra con “La propagación de las armas de
destrucción
masiva, la desintegración de Estados, las consecuencias de la
destrucción medioambiental,
la persistencia de conductas genocidas y la difusión de las nuevas
tecnologías”.
Ese
es el panorama de la realidad internacional con estados y antiestados,
con soberanía
acentuada, devaluada y transformada.
Así
pues,
la cuestión de la globalización, regionalización, estatalidad,
posestatalidad y
antiestalidad junto con esos nuevos esquemas del mundo invita a
reflexionar
sobre el nuevo escenario en el que el futuro se presenta con un gran
interrogante.
Así
es porque curiosamente, ahora sucede que hay un cambio de los hitos
como el del
11-S del 2001 en el ataque a las torres gemelas, con el otro
acontecimiento
geopolítico: la caída de Lehman Brothers en Wall Street (15-09-08), el
gobierno
de Donald Trump y los nacionalismos que invaden los estados.
Esta
es una nueva etapa en la historia del mundo. En ella se desvanece el
capital
como factor dominante de la acumulación, precedido por el trabajo en el
camino
de la irrelevancia. Su lugar lo ocupa excluyentemente la tecnología, la
investigación e incluso la misma innovación junto con el capital humano
y el
social.
Hay
una sensación de un tsunami en la sociedad.
El progreso implosiona
y genera cambios, mientras que el ser humano
cada vez requiere más recursos para hacerse cargo de sus deberes y
derechos.
Veamos
una foto de la realidad o mejor dicho un film de ella en la
que todos somos actores y actrices de una misma historia.
Así
es pues, pertenecemos al género humano; y habitamos este
planeta en este momento y en un lugar determinado, en relación con
nuestros
semejantes. Vivimos esa realidad porque el tiempo pasa y se refleja a
través de
distintas lentes, sean ideológicas, religiosas, o culturales.
Pero
lo que necesitamos es salir de la foto e incorporarnos a la
realidad, no virtual, la de todos los días, a ritmo cinematográfico
como lo
adelantamos.
Así
ha sido desde el comienzo de la hominización mientras
habitamos un mundo a escala humana. Tal vez el paradigma iconográfico
de esto
sea el célebre Hombre de Vitruvio,
realizado por Leonardo da Vinci
a finales del siglo XV. Las proporciones ideales del cuerpo humano son
también
la escala que aplicamos a la realidad. Hoy podríamos criticarlo y
plantear porqué
el hombre y no la mujer de Vitruvio, una especia de Gioconda de la
perfección.
Pero
la realidad del presente no es la del Renacimiento ni la Edad
Moderna. Recordemos que toda la información que recibía un ser humano
en la Edad
Media era equivalente al Diario La Nación o Clarín del domingo. Nada
más.
Hoy,
en un mundo globalizado e hiperconectado –dentro de una
engañosa forma de comunidad-, esa escala humana esencial está
amenazada.
La
escala humana es vital. Es una unidad de medida que se alimenta
de la subjetividad para establecer los lazos sociales, reforzarlos,
proyectarlos e imaginar un futuro entre todos, porque supone el
reconocimiento
del paso del tiempo: distingue pasado de presente, y presente del
futuro.
Preservar
esa unidad social, es fundamental para recuperar la
posibilidad de pensar un mundo como el actual, que se pretende como el
único
posible.
Allí,
en ese mundo, el derecho internacional es la clave de
bóveda, la base, el menhir, el punto de referencia y aquí en esta
publicación de
elDial está la fórmula para hallar las soluciones.
Citar: elDial.com - CC5A34
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